viernes, 28 de octubre de 2011

CUENTO ZEN.

EL AUTENTICO VALOR.

Un joven fue a visitar a un viejo maestro, preocupado  y deprimido por la baja autoestima que tenía gracias a la forma en que los demás le trataban. Llegando frente a este le dijo:
Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo para nada y que nada hago bien, que soy torpe y tonto.
Así que me gustaría saber como puedo mejorar y cambiar para que los demás me valoren y así yo también.
El maestro lo miro durante un instante, luego bajo su mirada y le dijo:
-Cuánto lo siento muchacho pero no puedo ayudarte, primero debo resolver mi propio problema.
Quizás si tu quisieras ayudarme a mí, yo podría resolver este con mayor rapidez y entonces tal vez yo podre ayudarte a tí.
-De acuerdo titubeó el joven sintiendo que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
-Bien- asintió el maestro.
Entonces este se quitó un anillo que llevaba en el dedo corazón de la mano y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está fuera y cabalga hasta el mercado del pueblo-. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas. El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.
Cuando el joven mencionaba loa moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó lo oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo la moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.
Entró en la habitación.-Maestro- dijo, lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata,pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
-Qué importante es lo que dijiste,joven amigo- contestó sonriente el maestro. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo.Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca,no se lo vendas y vuelve aquí con el anillo.
El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa , lo pesó y luego le dijo:
-Dile al maestro, que si lo quiere vender ya ,no puedo darle más que 54 monedas de oro por su anillo.
-¿54 monedas?- exclamó el joven.
-Sí- replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 60 monedas,pero no sé... si la venta es urgente..... El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
-Siéntate- dijo el maestro después de escucharlo-.Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un  experto. ¿qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?. Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo  de su mano.





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