de conocimiento. Mientras el monje servía té, el profesor comentaba los ejercicios , analizaba los textos, interpretaba las historias y las tradiciones, divagaba sobre los antiguos procedimientos de meditación. Hizo todo lo posible para impresionar a su anfitrión con la esperanza de que lo aceptase como discípulo.
Mientras hablaba, el monje continuaba llenando su taza hasta que el líquido se derramó y el té comenzó a extenderse por toda la mesa.
-¿Qué es lo que está usted haciendo?.-¿No ve que la taza está llena y no cabe nada más en su interior?.
-En estos momentos su mente es como esta taza -respondió el maestro.
¿Cómo puedo enseñarle el verdadero arte del zen si ya está llena de teorías?.
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